No hace mucho descubrí por casualidad en internet una foto de una estatua abandonada en el fondo del mar, pero aún así, se la describía como un objetivo turístico fascinante. Y busqué más información para conocer la verdadera historia que voy a compartir a continuación con ustedes:
Se trata del Cristo del Abismo (Il Cristo degli Abissi, en italiano), una estructura de bronce que mide 2,5 metros y pesa 260 kg. Esta estatua de Jesucristo, creada por Guido Galletti, fue puesta a unos 17 metros de profundidad en Agosto del 1954 de manera que su rostro y brazos miren al cielo. Debido al deterioro que naturalmente causa el mar y los daños que accidentalmente provocaron algunas embarcaciones, la escultura fue retirada, reparada y devuelta a su lugar en Julio de 2004, sobre una base de 9 toneladas aprox. La versión original de esta imagen, hecha en arcilla, se encuentra en el Museo Nacional de Actividades Submarinas de Ravena, en Italia. Existen otras dos estatuas submarinas similares al Cristo del Abismo en el mundo: una se encuentra sumergida en la costa de San Jorge, en Granada, y la otra, cerca de las costas de Cayo Largo, en Florida. Existen miles de ejemplos de bellezas submarinas como este Cristo en el mundo, esperando ser visitadas o recuperadas por ese tipo de turismo que busca diferentes experiencias, distintos destinos, tanto legendarios como misteriosos. Lamentablemente, encontré esta fotografía en un álbum titulado “paraísos abandonados” y no lo creo así. Si bien son espacios que por una u otra razón la humanidad ha dejado a solas, perdidos en la inmensidad del océano o de los continentes, creo firmemente que “abandonado” también puede ser sinónimo de “bellísimo” si nos unimos a la moda de recuperar el arte y fomentar la divulgación de estos lugares turísticos para que sean “visitados”, no “olvidados”. Seamos curiosos y mostrémosle al mundo sus maravillas.
Por VEF
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